El médico intensivista Arnaldo Dubin, miembro de la Sociedad Argentina de terapia Intensiva (SATI), reclamó hoy «cambiar las condiciones» de trabajo y salarios de los intensivistas, que aún aún siguen desempeñándose frente a la «pandemia que aún no terminó» y advirtió que se «agravó el déficit del sector sanitario».
Además, se quejó de «aspectos irritantes» de la política sanitaria como sucede con los enfermeros que han puesto todo su esfuerzo en la atención de los enfermos y que en la Ciudad de Buenos Aires «siguen siendo considerados como administrativos y no profesionales».
Dubin, aseguró que si bien «la presión sobre el sistema de la terapia intensiva ha disminuido aún hay muchos pacientes y se siguen reportando entre 200 a 300 muertes todos los días».
Además, explicó que «a lo largo de este año y medio hemos discutido la situación estructural de la terapia intensiva», al manifestar que «el déficit más grosero que tenemos es por la falta de personal, intensivistas».
Al respecto, enfatizó que tenemos «un déficit estructural que la pandemia agravó», tras señalar que «venimos de un franco colapso por el desborde los sistemas hospitalarios por insuficiencia de recursos físicos, tecnológicos, insumos, medicación, pero sobre todo humanos».
Dubin opinó, además, que «tenemos que cambiar las condiciones de trabajo, la remuneración de los intensivistas, sobre todo con aspectos irritantes, como sucede con los enfermeros que siguen siendo considerados actividad administrativa y no profesional» por el gobierno porteño.
El especialista, tras afirmar que «la pandemia no terminó» dijo que «el nivel de contagios está bajando» pero aclaró que «sigue siendo alto» tras precisar que «ayer tuvimos más de 12 mil nuevos casos».
«Esta es una reducción, pero es un número elevado y habrá una mortalidad asociada», agregó el intensivista.
Dubin, indicó que «la mortalidad está disminuyendo y para eso hay que ver la tendencia y no los números aislados, como el de las últimas 48 horas con más de 500 fallecidos, vinculados a la velocidad de la carga de datos», y precisó que hay «un desfasaje en el tiempo entre el número de fallecidos y contagiados de 4 a 6 semanas».
En ese contexto, insistió que «no hay lugar a relajarse» haciendo un llamado a seguir manteniendo el distanciamiento, usar el barbijo, y mantener la higiene de manos, incluidas las escuelas para la protección de los chicos.