CHUPITOS el conocido que bar cosifica a las clientas mujeres, al punto de hacerles chupar consoladores de goma

Corre el año 2018, y la lucha de las mujeres tanto en igualdad como en sus derechos es cada vez mas fuerte, tan de acuerdo estamos desde el equipo de INFODIARIO, que siempre apoyaremos la lucha de las mujeres y de la igualdad.

Desde este medio, repudiamos totalmente el accionar de la cadena de bares CHUPITOS, catalogado como un BAR MACHISTA, que cosifica a las mujeres, «regalando» tragos a cambio de que se saquen la bombacha, corpiño y peor aun, en un falso juego de taparles los ojos, una vez que no tienen visión les ponen PENES de goma con crema y se lo hacen lamer frente a todo el público del bar.



Indignante es la manera de tratar a las mujeres en estos bares, pedimos a todos que accionen al ver alguna de estas situaciones, no hagan ojos ciegos ni oídos sordos, cuidemos a las mujeres y no permitamos que este tipo de personas, si se las pueden llamar personas, sigan maltratando y denigrándolas.

acá dejamos algunos testimonios:

El viernes 7 de septimebre decidimos con mis amigas hacer Bar Hopping para festejar el cumpleaños de una de ellas. Para el que no conoce en qué consiste el Bar Hopping, les cuento que son unos organizadores a quienes les pagas para que te lleven «en grupo» a 3 bares y por último a un boliche. La idea es que te ofrecen pasar sin hacer fila en todos los bares/boliches y sin pagar entrada, más promociones de 2×1 en tragos.
Chupitos fue el segundo bar en el que caimos. Era bastante temprano, algo así como las 12 de la noche, por lo que el lugar se encontraba con poca gente. Fuimos a la barra a comprar algo para tomar y vimos que tenian una promoción en la cual por cara porrón de cerveza te regalaban un «chupitos» (un trago del bar) sorpresa. Es decir, no lo elegías. El bartender te da lo que tenga ganas. Compramos entonces dos porrones y nos dieron en caja unas fichas para poder cambiarlas por los tragos mencionados en lo largo de la barra.



Entonces, nos acercamos mi amiga y yo. Un flaco de los 3 que estaban en la barra, agarra un megáfono y nos empieza a hablar. Nos cuenta que nos van a dar un trago que se llama algo así como «La quita pantys» y que para poder tomarlos nos teníamos que sacar la bombacha y colgarla en una soga que tenían en el techo. Yo al principio pensé que era un chiste lo que me estaba haciendo y le dije que ni loca porque me gustaba la que llevaba puesta. Pero la cosa se empieza a poner más seria, y el tipo (que en ningún momento aleja el megáfono de su boca) se empieza a poner insistente. Hasta nos explica que es por 10 minutos, que después tenían la generosidad de devolvernos la bombacha y que nos la llevemos.

Ah, ¡Gracias! Menos mal que avisaste.

El flaco vió que no cedíamos y nos dice con cara de desprecio que bueno, que si no queriamos «sacanos las pantys» iba a tener que ser otra cosa. «Algo de menos valor entonces, no se, el corpiño.» Y como a esa altura mi humor ya estaba bastante alterado, le dije que ni en pedo. Que se vaya a cagar.
Me di media vuelta y me fui, pero mi amiga se quedó dos minutos más para pelearle los tragos que nos correspondían. En esos dos minutos pude observar como le insistió a mi compañera para que le muestre las tetas. Esto es real. A lo que le termina diciendo el flaco (insisto, todo por megáfono) que le mostremos la bombacha y nos dejaba, de generoso, que tomemos los tragos. Mi amiga indignada se da vuelta, me mira y me repite lo que el tipo le estaba pidiendo. Me vuelvo a acercar y le vuelvo a repetir que ni en pedo, que ya no lo quería. Entonces agarra y me dice «bue, tomatelo igual» (de muy mala manera, obviamente) y ya sacada le contesto que no y que se lo meta bien en el orto.



Después a mi, a mis 20 años, me preguntan por qué no me gusta salir. Y entre otros tantos motivos personales, les contesto que me harté de la misoginia que se maneja en estos lugares. Me harté del acoso, de la cosificación, de la violencia.
Me importa un pedo si éstas son cosas que siempre pasaron en los boliches. Yo no me la banco más, porque no tengo por qué soportar tal maltraro sólo por el hecho de ser mujer.
Y creanme que lo que pasó, fue porque eramos minas. No vi que le pideran a ningún flaco sacarse una prenda o mostrar alguna parte del cuerpo.

Estoy harta de esta mierda. Y se que a muchos éste relato les va a parecer algo mínimo, un detalle. Y yo una exagerada. Pero yo la pasé para la mierda. Me sentí un objeto de diversión para su bar. Un pedazo de carne. Algo, que sólo se puede hacer valer por su genitalidad.
Entonces, todos sabemos que estas cosas siempre pasaron, y pasan. Pero por eso lo vamos a naturalizar? Hasta cuando? Cuál es el límite de la mierda?

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MAS TESTIMONIOS SOBRE ESTE LUGAR:

«Promover la cultura de la violación a través de prácticas «inocuas» y cotidianas no deja de ser una validación constante del sometimiento basado en el género. En otras palabras, si les parece un chiste bárbaro encajarle una poronga de goma en la boca de una chica vendada (y que no ha dado consentimiento) para humillarla, GUARDA, capáz son unos violadores. Además el baño es un asco.»



“SON UN ASCO. No vayan a «Chupitos bar». Dónde se cosifica a la mujer, denigrándola con su «bienvenida» en dónde se le ofrece un trago exótico, tapándote los ojos y luego lo cambian por un pene de goma. Para qué? Para humillar a la persona.”

“Si para promover que vaya gente a su espacio, la única manera que encuentran es ponerles penes a las mujeres en la boca, no solo dan asco. Sino que aportan a que esta sociedad de mierda sea peor todavía. Dejen de demigrar mujeres.”





“ASCO es la palabra que encuentro para describir este lugar. Empezando por la diferencia de edad para el ingreso de hombres y mujeres (21/19!!). La espera fue innecesaria afuera y adentro en la barra (muy desorganizado todo). Mientras esperamos que nos dieran nuestro «Chupito» vimos uno que le entregaron a 2 chicas, ellas con los ojos tapados, el trago se lo dieron en la boca desde un pene de goma con crema, muy PORNO TODO, les samarreaban la cabeza, las ensuciaban. Desagradable esta gente. Deberían replantearse cómo respetar a las personas.”

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